La derecha dice que es cosa de la izquierda. La izquierda dice que de la derecha. Otros los llaman anti sistema. Y #nolesvotes o '¡Democracia Real Ya!', último nombre dado a este movimiento de protesta político, tiene un poco de las tres, aunque mucho más de anti sistema que de cualquier otro ingrediente porque busca, precisamente, cambiar el sistema político. Al igual que tiene mucho de quienes lo pusieron en marcha con un primer manifiesto en febrero tras las protestas contra la 'Ley Sinde': los empresarios Ricardo Galli (Gallir) y Julio Alonso, el profesor Enrique Dans, y los abogados Carlos Sanchez Almedia, Javier Maestre y Javier de la Cueva.
Entonces nació como una protesta ante la normativa para el cierre de paginas Webs de enlaces a contenidos protegidos por derechos de autor. Se logró, con este objetivo, que un nutrido grupo de personas acudiera a la gala de los Goya a modo de protesta, lo que culminó en abucheos a los artistas con gran repercusión en la red y medios de comunicación. El malestar, palpable, se hizo aún más patente casi con una anécdota: la decisión del Gobierno de limitar a 110km/h la velocidad en autopistas. En dicha ocasión el volumen de protestas en las redes sociales demostró que la 'Ley Sinde' ya no era el 'leit motiv' de las protestas. Se trataba de protestar contra la política, en general.
Las protestas contra la limitación a 110 km/h en autopistas demostraron que el movimiento tenía gran aceptación
Son los días previos a las movilizaciones en las calles que han despertado tanto interés desde el pasado domingo. El propio Galli cuenta en su blog como arrancó este movimiento de protestas y en la Red siguen disponibles la primera y segunda invención del manifiesto de #nolesvotes: "No te pedimos el voto por ningún partido o ideología en concreto, sino que te informes para comprobar si existen alternativas políticas que quizás representan mejor tus ideas", dice.
El movimiento siguió adelante sin ninguna cabeza visible. Sin portavoces ni líderes. El 7 de abril se produjeron las primeras marchas de 'Juventud sin Futuro'. Y se logró congregar a miles de personas en Madrid y a decenas de miles en toda España. A cambio de esta desorganización gestionada en la Red, de esta estructura de red imposible de destruir, el alcance masivo de las reivindicaciones ha traído consigo la fragmentación del movimiento. Un ejemplo: los abogados Sánchez Almeida, Bravo y De la Cueva redactaron, el martes, un modelo genérico de aviso para manifestaciones. En la concentración de Barcelona se rechazó usarlo. Creen que pedir permiso deslegitima sus reivindicaciones.
Hoy hay al menos tres sitios desde los que seguir las protestas en la Red. Nolesvotes.com, Democraciarealya.es y tomalaplaza.net -todos gestionados por particulares no adscritos a partidos- aglutinan la mayor parte de la información sobre ellas, aunque es el segundo el que ha tenido éxito en la prensa. Por el camino, además, hay partidos políticos y otras organizaciones que han tratado de apuntarse el tanto de una reivindicación cuyos primeros pasos podrían remontarse, por qué no, a las manifestaciones por una vivienda digna, también de carácter asambleario.
¿Y en las urnas?
En la Red, la repercusión de las protestas es enorme. Ya son casi una decena de trending topic entre los más seguidos en Twitter con cientos de miles de mensajes en esta red y miles de artículos y apariciones en blogs. Datos que hay que poner en un contexto más amplio: el pasado mes de diciembre, la audiencia de Twitter en España era de 2,8 millones de usuarios únicos. Es decir, el alcance de la red de los 140 caracteres es limitado aunque parezca infinito. Algo que demuestra que, en Google, despertase más interés la boda real británica que las protestas de 'Democracia Real Ya'.
Mientras, en las calles, decenas de miles de personas han salido a manifestarse, concentrarse o acampar en las grandes ciudades españolas. La convocatoria más importante hasta el momento, el pasado domingo en Madrid, reunió a entre 20.000 y 25.000 personas.
Cuanto más disperso esté el voto, más complicado será desbancar a los dos grandes partidos nacionales
¿Y en las urnas? Aunque es imposible saberlo, sí pueden hacerse cábalas. Supongamos, por ejemplo, que en la Comunidad de Madrid hay 100.000 simpatizantes. Si cogemos los datos electorales de 2007 y, de nuevo, suponemos que esas 100.000 personas dejan de votar a PP y PSOE -restamos la mitad a cada uno- para votar a un nuevo partido 'X', obtendríamos los siguientes datos: PP, 64 escaños -tres menos que en 2007-; PSOE, 40 escaños -dos menos-; IU, 11 escaños -los mismos-; partido 'X', cuatro escaños; Verdes, un escaño -sin representación en 2007-.
Si en lugar de votar a un partido 'X' votasen a dos partidos, 'X' y 'Y', lo único que cambiaría sería que ambos obtendrían dos escaños. Y si 50.000 fuesen para el partido 'X' y otros 50.000 quedasen en blanco, el PP obtendría 66 escaños; el PSOE 40; IU, 11; el partido 'X', 2; y los Verdes, 1. En todos los casos, el PP mantendría la Comunidad de Madrid con mayoría absoluta.
Así, cuanto más disperso estuviese el voto, más complicado sería desbancar a los dos grandes partidos nacionales. Especialmente si los sufragios son para agrupaciones con escasas posibilidades de obtener representación. Lo más probable, por tanto, es que la repercusión en las urnas el próximo domingo sea pequeña, y menor en pequeños municipios con baja penetración de Internet que en las grandes comunidades autónomas o ayuntamientos como Madrid o Barcelona.
Si en lugar de elecciones municipales y autonómicas estuviésemos ante unas generales, la repercusión sería probablemente más difusa, dado el sistema electoral proporcional español -regido por la Ley D'Hondt- donde la circunscripción es la provincia. Ante esta perspectiva, quizás la primera reivindicación de plataformas como 'Democracia real ya' debería ser, una vez más, la reforma de este sistema.
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